En 2011, FESOFI instituyó los
premios “Pluma de Oro” para distinguir con ellos a los mejores artículos que
cada año se publicaran en la revista El Eco Filatélico y Numismático,
órgano oficial de la
Federación española. El Jurado de dichos premios está constituido,
en cada caso, por destacados publicistas filatélicos. Y ese Jurado decidió
otorgar el segundo premio a un artículo, aparecido bajo seudónimo “Al-Mariyat”
(Almería, “espejo del mar”), cuyo título era éste: El sello que nunca existió.
Recientemente,
en la pasada EXFILNA que se ha celebrado en León, se han concedido los
galardones de los dos años anteriores y uno de ellos ha correspondido al autor
del mencionado artículo, nuestro consocio Francisco Gilabert. Francisco Gilabert Granero. Presidente de Honor de la Sociedad Filatélica y Numismática Granadina (S.F.N.G.) |
“Andaban los
daneses bastante inquietos en 1963 debido a los avatares mundiales y, tal vez
por esta causa, no es de extrañar la decisión tomada por sus Autoridades
postales. Desde 1959, la legislación sobre la preparación para la defensa civil
dotaba al Servicio postal danés, P&T,
de un alto nivel de autonomía. El aplastamiento del levantamiento húngaro de
1956 por la URSS,
la erección del Muro de Berlín en 1961 y la “Crisis de los Misiles” de 1962 les
inducían a pensar que la
Guerra Fría bien pudiera tornarse pronto en “caliente”. Ante
tal panorama, el Correo danés tomó una decisión sin precedentes: imprimió (que
no emitió) un sello que bien pudiera denominarse como de emergencia, de cerco, o de sitio, para el
hipotético caso de un posible ataque exterior o una ocupación extranjera.
Tenían experiencia pues ya habían sufrido la invasión de su territorio por las
tropas austroprusianas dirigidas por el canciller Otto von Bismarck en 1864, en
la llamada Guerra de Los Ducados del sur (Scheleswig y Holstein), o la más
reciente de Hitler cuyas huestes invadieron Dinamarca en abril de 1940 a pesar
del Tratado de no Agresión de 1939. Recordemos en este punto a la egregia figura
del rey danés Christian X paseando a caballo por Copenhague con la amarilla
estrella de David, obligatoria para todos los judíos daneses, cosida en su
tabardo militar".
Un “sello” muy especial
Este peculiar efecto
postal, un pequeño rectángulo de papel sin engomar de 20 x 23 mm., impreso en
blanco sobre fondo rojo por el sistema de tipografía, presenta en su centro la
cornamusa de la posta y las leyendas siguientes, distribuidas de arriba abajo: NØdfrimæerke en la parte superior y, bajo el símbolo postal, Indenlandsk/ brevporto/ DANMARK en tres líneas. La traducción
aproximada bien pudiera ser ésta: el término nØd es ”nuez” pero también
“desgracia”, “apuro”. Unido a frimærke, “sello”, equivaldría a “sello de emergencia” (sello para una
situación de apuro). Inde es “dentro”, “interior” y land,
“campo”, “tierra” y “país”. Brev es “carta” y porto, “porteo”, “franqueo”. O sea,
un “sello de emergencia para el franqueo de una carta (se supone que de tarifa
básica) que circule dentro del país”. En previsión de un nuevo conflicto
internacional que pudiera afectarles, a fin de preservar las instituciones y
los símbolos de su país el Correo danés dispuso que se realizara, secretamente,
una impresión de estos sellos de emergencia, los cuales fueron
distribuidos en diferentes puntos estratégicos del Estado. Ninguno de los
receptores de los paquetes conoció nunca el contenido de los mismos ni tampoco
supo que en cada paquete había también una plancha para poder continuar
imprimiéndolos en caso de agotamiento de existencias. Durante casi tres
décadas, dichos paquetes permanecieron cerrados y bajo custodia pues su
existencia estuvo siempre clasificada por el Correo como de “alto secreto”. Finalmente, y ante el cambio de la situación mundial (caída del Muro de Berlín en 1989, fin de la Guerra Fría tras los acuerdos de reducción de armamento de Moscú entre Bush y Gorbachov en julio de 1991, inicio de la disolución de la URSS…), en este mismo año la Posta danesa decidió deshacerse de estos nØdfrimærke. Reservó una pequeña cantidad de los mismos y destruyó el resto. Los pocos que se salvaron de la quema fueron cedidos a la Danmarks Filatelist Forbund, la Federación filatélica danesa, para que, mediante su venta, pudiese obtener fondos con los que financiar sus actividades y para subvencionar las del Museo Postal y Telegráfico.
Los sellos se entregaron a la DFF cortados en bloques de 10 (2 filas de 5 unidades) y, por lo mismo, es imposible encontrar múltiplos mayores o pliegos completos. Se vendieron sólo en el periodo que va del 14 de marzo al 31 de diciembre de 1991 y los ejemplares sobrantes se devolvieron al Correo siendo luego destruidos como el resto de la tirada.
He aquí la historia de este “no-sello” que, por fortuna, nunca tuvo que ser empleado.
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